jueves, 8 de marzo de 2012

El cristalero que rompe cristales

Eso es lo que hacía Charlie Chaplin en The Kid, aquella maravillosa película donde mandaba al chavalín a romper los cristales a pedradas para a continuación pasar él, cristalero, por el lugar del crímen, y lucrarse reparándolos.

Os rogamos encarecidamente que visionéis un poquito la película si tenéis un rato, porque es deliciosa. ¿A quién no se le caería una lagrimita entre sonrisas con tan adorable pillastre? Hay delincuentes adorables, sobre todo en la Gran Pantalla.

En la pantalla pequeña, los delincuentes por lo que se ve, son detectados, condenados y juzgados por GoodWill y Pablo Herreros, adalides de la ética.

Pero uno no puede, tras examinar la película The Kid, y tras eso, la película The Boicot, no hacerse una pregunta esencial...

La pregunta es, ¿qué hace un tío que se dedica profesionalmente a la Comunicación 2.0 promoviendo un boicot contra una empresa privada?

¿Sería lógico pensar que el boicot no es algo personal sino profesional? ¿A que no resultaría tan descabellado?

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